FECHA: 27-12-1999/15-12-1999
MEDIO: El País/Diario de Andalucía
Con motivo de las próximas elecciones generales y autonómicas, los partidos hablan de nosotras las mujeres, de nuestros derechos y de las políticas que van a implementar, para que el colectivo por número mayoritarios dejemos de ser también, el más explotado y vejado. Es verdad que algún partido quiere contribuir a que en este país exista una auténtica democracia, pero de momento mientras las mujeres no ocupemos la mitad de los ámbitos de poder, todos sabemos de nuestra chapucera democracia. Felicitamos a las mujeres que han luchado para que no sólo tengamos la mitad del cielo y la mitad de la tierra, como decía Mao Tse –Tung sino que se nos deje ejercer lo que a lo largo de la historia se nos ha negado, y en justicia nos ha correspondido: la mitad del poder.
Poder que las feministas vindicamos para acometer el trabajo en pro de los menos favorecidos, poder que responde a las necesidades de las mujeres, ya que el patriarcado ha impuesto un modelo social donde el trabajo de cuidar de otras y otros, enfermos, tercera edad, infancia, familiares o no, lo realizamos las mujeres sin percibir salario por ello. Donde cuando somos asalariadas, ocupamos mayoritariamente la economía sumergida, contratos a tiempo parcial, el 70% de los no definidos y sueldos por debajo del 75% con la misma categoría profesional que nuestros compañeros. Donde asumimos la maternidad en la más absoluta precariedad económica, sin que haya pena alguna para que los miles de padres que no responden a la pensión alimenticia y el Estado no asume responsabilidad alguna. Ejemplo: no tenemos quien cuide a los hijos menores de tres años mientras nosotras trabajamos por cuenta ajena, en caso de no ser parte del 22,8% de las paradas de este país (los parados son un 10,57%). Donde se encarcela por robar cinco duros y un reloj y los violadores, asesinos y maltratadotes andan con libertad condicional e incluso absueltos con argumentos como que es más grave que una familia prescinda de la figura paterna que violar a una hija.
Y desde donde la educación a todos los niveles se potencia la supremacía del hombre sobre la mujer, siendo doblemente marginadas cuando la opción sexual, raza, religión o clase social no corresponde con la aceptada desde ese poder patriarcal.
Esperamos un milenio que valore la vida y el trabajo de las mujeres pasando a la historia con nombres y apellidos de Mujeres Feministas con poder auténtico y no sólo propagandístico, que les posibilite erradicar tantas injusticias.
Rafaela Pastor Martínez
Presidenta Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres