FECHA: 24-08-2000
MEDIO: Diario de Sevilla
Las ofertas de servicios sexuales más o menos directas o explícitas que aparecen diariamente en la prensa o en televisión, contradicen la rigurosa prohibición jurídica del tráfico de la prostitución en cualquier país del mundo.
En diferentes estudios al respecto se ha valorado la incidencia de las ofertas publicitarias como “agentes inductores” importantes en la extensión de la prostitución.
Se coincide en subrayar la hipocresía de la sociedad de una doble práctica: la represión formal o informal del fenómeno se complementa con la tolerancia y consolidación de la prostitución como tráfico público sometido a las normas del mercado.
La tolerancia social de la prostitución de elite y la represión de formas de prostitución más marginales indican que la práctica social es tan cínica como discriminatoria.
Pienso que determinados sectores sociales no están interesados con acabar con este problema, porque mantiene todas las bases económicas, sociales e ideológicas, que son las que marcan la existencia de la prostitución… El que existan listas de masajes e incluso ofertas directas en cualquier periódico, televisión o Internet (hasta el punto que esta publicidad supere en ingresos a cualquier otro sector que se publicite, generando miles de millones) indica que se ha transformado la hipocresía, que se adoptan ahora fórmulas más cínicas: no se hacen redadas policiales de las anunciantes, pero se siguen haciendo redadas en las calles.
La contradicción en que incurrimos al tolerar el ofrecimiento público de la prostitución es expresión de la pervivencia de unos modelos sociales anacrónicos.
En estos días, he leído un testimonio de una mujer que decía que “la sociedad a diario prostituye a las mujeres, al usarlas continuamente como símbolos sexuales”, y pone el ejemplo de que para promover cualquier bebida, coche, etcétera, salga una mujer mostrando su cuerpo en bikini, o haciendo movimientos erótico e insinuantes…
Es hora ya de sacar este debate a la luz pública y de abordar medidas legislativas que eviten el tráfico y prostitución de las mujeres. Han de abordarse, asimismo medidas de formación.. han de promoverse recursos para atención psicológica y de salud en general, y sobre todo han de realizarse campañas de denuncia y sensibilización hacia la sociedad en general y hacia los colectivos profesionales implicados.
Trabajar en este campo es muy difícil, y lleva años que la sociedad tome conciencia de la gravedad del problema. Y si eso es así en la sociedad civil, más difícil es aún que las instituciones públicas lo hagan. Pero ése es el reto y nosotras, las mujeres estamos acostumbradas a retos difíciles.
Gabriela Sánchez Aranda
Vicepresidenta Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres