FECHA: 06-06-2000
MEDIO: Diario de Sevilla
Cumbre en Nueva York de los derechos de la mujer
A partir de las conclusiones alcanzadas en la reunión de Pekín, en 1995, y al comienzo de la cumbre de Nueva York, subraya que España no es ajena a algunos dramas que atenazan a la población femenina en todo el mundo.
Beijing, septiembre de 1995. Nunca antes una conferencia Internacional de Mujeres, la cuarta en veinte años, había desencadenado tantas pasiones. Desde la primera (México, 1975), las mujeres nos movilizamos para conquistar los derechos de los que estábamos privadas y hemos obtenido victorias apreciables en numerosos países, hasta tal punto que la evolución de nuestra condición forman parte de los acontecimientos que están transformando la faz del mundo.
La Plataforma de Acción era el programa encaminado a crear las condiciones para la potenciación del papel de la mujer en la sociedad. Tenía como objeto acelerar la aplicación de “Las estrategias de Nairobi orientadas hacia el futuro para el adelanto de la mujer”, y a eliminar todos los obstáculos que dificultan la participación activa de la mujer en todas las esferas de la vida pública y privada, mediante una participación plena y en pie de igualdad en el proceso de adopción de decisiones en las esferas económica, social, cultural y política.
La mayoría de los objetivos establecidos en la Plataforma de Acción, aún no se han alcanzado, pese a los esfuerzos realizados. Siguen existiendo barreras que se oponen; crisis políticas, económicas, discriminaciones, conflictos armados, falta de protección a los derechos humanos y a las libertades fundamentales, injerencias religiosas, arraigados prejuicios, etc.
La IV Conferencia Mundial sobre las Mujeres llegó en un momento en que los liderazgos de los movimientos de mujeres era necesario y vital para nuestra supervivencia colectiva, de cara a los cambios que se estaban produciendo en el contexto nacional, regional e internacional. En este sentido los acuerdos, a pesar de las dificultades burocráticas del sistema de Naciones Unidas, de los obstáculos políticos y organizativos y de la intransigencia de algunos gobiernos, supusieron un estímulo para el movimiento de mujeres.
En las reivindicaciones globales hemos logrado un consenso internacional importante, que va incrementando adhesiones (de 157 países en Nairobi a 186 en Pekín). Pero transcurridos 5 años de esa increíble movilización que fue la IV Conferencia, la situación no es la más optimista. La ausencia de negociación e interlocución del Gobierno español con las organizaciones de mujeres ha sido una constante en los últimos años.
Y, para colmo, el análisis de los avances producidos en España que hace el Instituto de la Mujer carece de una visión de conjunto que contemple el “empoderamiento” como uno de los ejes centrales de las iniciativas que han desarrollado, y más bien parece una memoria de actividades y una simple enumeración de intenciones, que una propuesta ideológica y política vertebradota de las acciones encaminadas al cumplimiento de los compromisos adquiridos.
La respuesta evaluativo que da el Gobierno español sobre las actuaciones realizadas en las 12 áreas de la Plataforma es absolutamente desigual y mientras en unas áreas como Mujer y Economía se le presta gran atención, en otras como Medio Ambiente y Medios de Comunicación se da escasa respuesta y, lo que es más grave aún, se ignora totalmente otras como Mujer y Conflictos Armados y Derechos Humanos de las Mujeres y Niñas.
Han pasado 5 años y en España la tasa de desempleo de las mujeres supera la media europea, y las diferencias salariales entre mujeres y hombres es un 30 por ciento en detrimento de las mujeres. La situación de la violencia contra las mujeres está produciendo auténtica alarma social sin que se haya promulgado una Ley Integral para combatir la Violencia de Género, o para abordar de una vez por todas el fenómeno de la prostitución y el tráfico de mujeres.
En educación se subvenciona programas pero no se hace seguimiento sobre su aplicación, se realizan cursos de educación para la igualdad, pero no se revisan los textos que perpetúan día a día los estereotipos de género.
Si en la Plataforma de Acción se declaraba “el derecho de las mujeres a ejercer el control y decidir libre y responsablemente sobre las cuestiones relativas a su sexualidad, incluida su salud sexual y reproductiva, libres de coerción, discriminación y violencia”, el documento del Gobierno se limita a hablar del derecho a la obtención de información y al acceso a métodos de planificación familiar, de esta manera una de las conquistas más importantes conseguida en Beijing, es reducida al simple derecho a la obtención a la información.
Con respecto al medio ambiente, y a pesar de que uno de los objetivos es el “fomentar la participación activa de las mujeres en los programas de medio ambiente”, el incumplimiento ha sido casi total en lo referente a la información y a la formación, a pesar de haber tenido a una mujer como Ministra del Medio Ambiente.
Otras Áreas de la Plataforma como Mujer y Conflictos Armados, Derechos Humanos y Derechos de las Niñas, ni siquiera se nombran, cuando son temas y problemáticas emergentes.
Por todo lo anterior y ante la evaluación que se realizará a nivel mundial, en la sesión especial de la Asamblea General de Naciones Unidas que tiene lugar en Nueva York desde ayer, hacemos un llamamiento a las organizaciones de mujeres para que se involucren en los procesos de información, movilización y propuestas, al tiempo que instamos a las instituciones de los Gobiernos Central y Autonómico para que constituyan delegaciones mixtas, y a que apoyen financieramente y con recursos las redes de mujeres implicadas en estos procesos.
Gabriela Sánchez Aranda
Vicepresidenta Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres